Vivir, comer y respirar las mentiras de su boca, pues son besos agrios los
que te mantienen con vida. Sonríes y las grietas de tus labios sangran, porque
ese amor que te comiste ya estaba podrido. Tu piel quemada duele. Todavía sabes a sal y metal. Y hueles a ti aún
pérdida en él, pero ya no eres tú. Eres tan infeliz que ni tú misma te
reconoces, pero crees que es amor… y te quedas.
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