lunes, enero 26, 2015

Después de un año lloré... lloré de nuevo por su muerte (1)

 Creo que eran los cables, aquellos que estaban conectados a su pequeño cuerpo, lo que la mantenían con vida. La bebé se llamaba Leanne y acababa de nacer hace menos de tres meses. Aún estaba muy pequeña como para luchar por su vida ella sola.

De todas maneras Leanne era fuerte, resistió hasta que los doctores supieron que era lo que tenía. Pero el neumococo terminó consumiéndola aquel 26 de noviembre del 2011. La sala de espera ya no tenía nada más que esperar.

El velorio se llevó a cabo a la mañana siguiente. Algunos estaban vestidos de negro porque estaban de luto, otros habían elegido el blanco porque ahora ella era un ángel. Yo me puse gris por el simple hecho de ser neutral.

Había un cuarto amplio, y otro más pequeño donde estaba ella. Yo no pude acercarme a verla. Nunca había podido. Era de las personas que pensaban: "no quiero que mi último recuerdo de ella, sea ése". Por esa razón, decidí sentarme de espaldas a Leanne.

Los padres estaban ahí, y estaban desechos. Me preocupaba por ellos. Sobre todo por él. El padre de Leanne era mi primo. Y verlo destrozado nos destrozaba a todos.

No sé cuánto tiempo pasó. Yo seguía sentada en una silla, mirando hacia el frente. Tenía los ojos húmedos, pero no estaba llorando. Algunas personas se me acercaron y me dijeron palabras que hoy ni siquiera recuerdo. Yo solo asentía con la cabeza: "si" "gracias" "lo sé" eran siempre mis respuestas.

Todos se pusieron de pie para rezar el rosario. Era uno de mis primos quién lo dirigía. Me puse de pie yo también y quedé frente a él, por lo que su cuerpo cubría a Leanne. Rezamos prácticamente en murmullos. Repetí tantas veces la frase "Ruega por ELLA y por nosotros los pecadores" que cuando rezo, inconscientemente todavía lo digo de esta manera. Después nos hincamos para acabar con el rosario. Cometí un grave error después de eso: me puse de pie antes que mi primo.

La respiración se me cortó. Ahí estaba el féretro más pequeño que jamás había visto. Leanne estaba recostada en el, con los ojos cerrados y su nariz morada; después me enteré de que la tenía así porque las sondas se la habían lastimado. Pero no fue eso lo que me partió en dos... No.

Estaba vestida con un mameluco morado con líneas horizontales blancas. Además tenía un gorrito que hacia juego con el atuendo, lo sabía porque yo lo había escogido para ella. Se lo regalé cuando nació.

Mi primo se puso de pie en ese momento y volvió a cubrirla, pero era demasiado tarde, yo había visto suficiente. Me dejé caer en la silla y comencé a llorar silenciosamente; con los ojos muy abiertos y unas lágrimas cayendo unas tras otras sin poder parar. Eso había sido demasiado cruel, jamás se lo había visto puesto hasta ese momento. Que bonito se le veía.

Una de mis primas se acercó y me abrazó, pidiéndome que dejara de llorar, que teníamos que ser fuertes. Pero yo no podía ser fuerte. No con lo que acababa de ver.
No había comido nada, pero en ese momento acepté un chocolate caliente que me ofreció mi papá, una bebida que sin duda me tranquilizó. Me senté con mi familia y me di cuenta que el ambiente de la sala grande era distinto al de la pequeña. Mi tío Paco estaba ahí, hablando de cosas graciosas. Creo que reí un poco al escucharlo.

Pero toda la tranquilidad se esfumó cuando dos personas se acercaron para empujar el féretro hasta la salida. Leanne pasó frente a mis ojos y el dolor volvió.

No recuerdo el camino del velorio a la Iglesia. No recuerdo que sentí, o que pensé, o como caminé. Sólo recuerdo ese momento en el que ya estaba a mi lugar y Leanne caminaba por el centro, sobre la alfombra. Tomada de la mano de su papá y de su mamá. Los dos llorando.

Leanne se quedó en el centro, dentro de su cajita de madera. Y comenzó la misa que las familias católicas acostumbramos hacer para las personas que perdemos. Recuerdo las palabras del padre, convirtiéndose en aliento. Recuerdo que comencé a llorar de nuevo de la misma manera: silenciosamente.

Leanne está muerta, comprendí en ese momento. Esta muerta, pero sigue aquí. Aún está con nosotros. Ella no se iría mientras su cuerpo siguiera ahí, en frente. Mientras todavía pudiéramos verla. Y entonces entendí lo mucho que podías llegar a aferrarte a un cuerpo.

"Grita, llora" pensé "por favor, antes de que sea demasiado tarde"
Pedí el milagro que volviera a la vida. De qué llorara con todas sus fuerzas para que la sacáramos de ahí y nos diéramos cuenta de que todo había sido un error. Pero el féretro se quedó en silencio. Leanne estaba muerta, y nunca volveríamos a verla.

También recuerdo que ése día estaba haciendo un frío espantoso que parecía producido por nuestra propia imaginación. Recuerdo que apenas podía caminar. Recuerdo que mi primo abrazaba un pequeño calcetín entre sus manos. Recuerdo como se llevaron su cuerpo. Ya no había marcha atrás.

Nunca, a pesar de todo el tiempo que ha pasado, he podido comprender como alguien que apenas comenzaba a vivir, murió. Como alguien tan pequeña y tan indefensa simplemente nos dejó. Como pudo existir un ataúd tan pequeñito... Y como pudimos soportarlo.

Al día siguiente era Lunes. Nos reunimos una vez más en la misma iglesia, sólo que esta vez el cuerpo de Leanne había desaparecido, en su lugar estaba una cajita que contenía sus cenizas. Hubo una misa en la que no lloré. Estaba cansada de llorar. Incluso creí que ya no tenía más lágrimas para dar, pero me equivoqué.

Al final de la misa pasamos a donde estaban las criptas. Había una abierta que era donde ella se quedaría. En ese momento mi primo se derrumbó. Él sabía que tenía que dejarla ahí, y comenzó a llorar como nunca lo había visto.

Me di media vuelta y cerré los ojos. Eso no podía verlo.

Salí y bajo la noche me sequé las lágrimas que se habían escapado. Todos comenzaron a salir poco a poco. Hubo abrazos y pésames. Busqué a mi primo con la mirada y me acerqué a él. No recuerdo si pude pronunciar algo, pero recuerdo que lo abracé. Y le sonreí.

            Feliz Cumpleaños me dijo apenado



Un 26 de noviembre había nacido yo. Un 26 de noviembre había muerto Leanne. 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Qué estás pensando?

Lee "Sunset"