“Sinclar Lewis dio un discurso a un enorme grupo
de universitarios que deseaban ser escritores. Se paró frente al auditorio
repleto y preguntó – ¿Quién de ustedes
desea de verdad ser escritor? – Todos levantaron la mano. – Entonces están perdiendo el tiempo aquí –
les dijo – si de verdad desean ser escritores, vayan a su casa y pónganse a
escribir, escribir y escribir –. Cerró su carpeta y se retiró dejando al
público boquiabierto. Fue uno de los discursos más cortos y famosos de la
historia.
Se aprende a nadar nadando, y se
aprende a escribir escribiendo. Dedica al menos una hora diaria por el resto de
tu vida a escribir y otra diaria a leer ¡Dos horas de cada día incluyendo
sábados, domingos y días festivos! ¡Escribe todo! Cuentos, fábulas, poemas, novelas,
cartas, tu diario… ¿Y qué vas a leer? ¡Todo! ¡Conviértete en un devorador de
libros! Con el tiempo te inclinarás por un género y pulirás tus gustos. ¡Y no
he terminado” Inscríbete a cada concurso literario, participa en cada panel, en
cada taller. Cuando tengas la oportunidad de dar clases, elige las materias de
literatura, gramática y ortografía. Enseñando a otros aprenderás más que nunca.
Dile a todo el mundo que eres escritor y compórtate como tal.
Busca un corrector de estilo y
págale. Después toma el directorio telefónico, consigue los datos de todas las
editoriales y envíales tu borrador. Te lloverán cartas de rechazo. Sabrás lo
que se siente haber dedicado tu vida a un trabajo que nadie valore ni quiere
publicar. ¡Pasa por todo el proceso! ¡No hay atajos! Estarás tentado a desistir
cientos de veces. Quizás lo hagas. Sólo si eres obsesivo a niveles enfermizos
seguirás escribiendo. Entonces, sólo entonces, lograrás publicar algún libro e
iniciaras un nuevo vía crucis. Los editores comenzaran a explotarte y
exprimirte. A los escritores nos dan de un cinco a un siete por ciento de
regalías. Las tiendas que venden libros les aumentan el precio un cien por
ciento. ¡Duplican su inversión y con derecho a devolver todo! Los editores
nunca te dicen cuántos libros imprimen. Jinetean tu producto y al final te das
cuenta de que estas siendo robado. Como escritor casi no tengo ganancias.
Escribir es un mal negocio. La única satisfacción que recibo es cuando un
lector lee mi trabajo y me manda una carta de agradecimiento.”
- Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Los ojos de mi princesa.
Éste es el
fragmento de un libro llamado "Los ojos de mi princesa" escrito por el mexicano
Carlos Cuauhtémoc Sánchez. No se si alguna de ustedes conocen el libro o al
escritor. Actualmente, no es un escritor que me agrade mucho. Una Navidad me
regalaron un libro de él llamado "Sangre de campeón" y esa fue la primera vez
que lo conocí. Después, hace ya como unos 8 años, encontré los ojos de mi
princesa y decidí comprarlo porque a aquella jess de 12 años le llamó la
atención. El libro, lo considero una historia de amor dramática, que entra en la
categoría de superación personal. Hay personas a las que no les gusta la
superación personal, en mi caso depende de como se aborde.
Creo que es
también conocido como "La fuerza de Sheccid", y la verdad cuando yo lo leí si me
gustó. Me cautivó por completo el amor hacia Sheccid, y me encanta ese
fragmento que les puse aquí arriba por que durante todos estos años me ha servido de inspiración. Escribir no es fácil, pero creo que ustedes eso ya lo saben. Lo que ahora quiero es inspirarlos como este texto lo ha hecho conmigo, cada vez que estoy tentada a abandonar lo leo, y me ayuda.
Así que si alguna vez les gana la desesperación y quieren aventar todos sus escritos por la borda recuerden que aquí tengo esta entrada especialmente para ustedes. Tal vez algún día, en el futuro, esto nos vuelva a conectar...
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