Dicen que el cambio no es lo que duele, sino que lo
doloroso es cuando te resistes al cambio. Estuve pensando muchísimo acerca de
esta frase y meditando cual de mis dos Jess debería ganar ¿La buena o la mala?
La buena aceptaría el cambio y fluiría con él. La mala
mandaría a todos por un tubo.
Y no saben cuantas ganas tengo de ser la mala…
Entonces comprendí que no sería ninguna de las dos ¿Por
qué debería limitarme a tener dos opciones? ¿Por qué la vida debería reducirse
a SOLAMENTE DOS OPCIONES cuando yo puedo crear una tercera?
¡Claro! No voy a aceptar un cambio que no hace que mi ser
se sienta completa y tampoco voy ir por la vida siendo malvada. Al fin y al
cabo es un cambio que me está dando la energía suficiente para crear algo
nuevo.
La vida cambió y tal vez si junto toda la energía que
normalmente sale en llantos, gritos y enojos y la enfoco en MÍ, tal vez el
universo me ayudé a crear ese pequeño impulso que me faltaba para lograr
aquello que SI es importante para mí. Tal vez el cambio me inspira y me empuja
a una dirección complentamente distinta a la que me querían mandar en un
principio, pero insisto ¡quién dijo que solo existen dos caminos!
El cambio puede ser casi una traición y volverse tan
doloroso que tendríamos en nuestras manos una oportunidad única de convertir
toda ese energía negativa en algo tan positivo… que podría sorprendernos.